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Alimentación infantil: los reflejos adecuados para adoptar

El período de crecimiento, desde el nacimiento hasta la adolescencia, requiere una atención dietética y nutricional especial.
La importancia del calcio durante la infancia Leiendo Alimentación infantil: los reflejos adecuados para adoptar 7 minutos Siguiente Vitamina B9 y folato: su importancia durante el embarazo

El período de crecimiento, desde el nacimiento hasta la adolescencia, requiere una atención dietética y nutricional especial.

Poco a poco irá estableciendo los parámetros fundamentales del cuerpo adulto: tamaño, fuerza ósea, masa grasa, determinadas capacidades cerebrales y nerviosas.

Aunque muchas veces es posible compensar situaciones críticas puntuales (enfermedad, mala higiene alimentaria, etc.), establecer buenos hábitos alimentarios desde una edad temprana es responsabilidad tuya para su educación y su salud.

En este artículo te detallamos los buenos hábitos a adoptar en la alimentación de tu hijo, para que integre estos buenos reflejos… a lo largo de su vida.

Controlar el peso y la altura del niño: la guía imprescindible para los padres

El control regular del peso y la altura del niño es el mejor indicador de un crecimiento exitoso.

El seguimiento de su evolución en relación a las curvas estándar es la base del control pediátrico. Esto ayuda a identificar cualquier desviación de este estándar general.
Una correcta evolución de la talla y el peso ya nos permite concluir que el aporte proteico y energético (lípidos e hidratos de carbono) es satisfactorio.

Es aconsejable continuar con estas medidas más allá del período de seguimiento pediátrico.
De este modo podrá detectar cualquier aumento excesivo de peso, signo de una dieta desequilibrada: demasiado rica en energía (azúcares, lípidos) o falta de actividad física. Desafortunadamente, la mayoría de las veces estos dos factores se combinan.

Atención ! Este control no permite evaluar a largo plazo los desequilibrios micronutricionales más finos y significativos. Pensamos en particular en la fortaleza de los huesos o en el desarrollo neurológico que resultan de la ingesta de calcio , vitamina B12 y vitamina D.

4 consejos para una mejor educación alimentaria

Ayudar a tu hijo a tener una buena higiene alimentaria es fundamental para su desarrollo futuro . Esto tendrá consecuencias en su salud pero también en su autoestima y su relación con la comida.

Y como siempre es más fácil adoptar buenos hábitos que cambiar los malos, la infancia es el momento ideal para orientarlos hacia las buenas prácticas.

Aquí hay algunas reglas a adoptar en el día a día:

1. Evite picar y picar:

Los niños comen con más frecuencia que los adultos porque sus necesidades energéticas por kilogramo de peso corporal son mayores.
Sin embargo, el volumen de su estómago es menor. Así, unas ingestas más frecuentes permiten encontrar el equilibrio adecuado.
Esto es lo que justifica la merienda y el desayuno a las 11 en las escuelas primarias. Estos extras deberán permanecer supervisados ​​por adultos.

Privilegiaremos alimentos sanos y sencillos, en un momento concreto, frente a productos ultraprocesados ​​(refrescos, snacks cargados de grasas, dulces, azúcares y sales) disponibles en cualquier momento.

2. Come 5 frutas y verduras al día:

No devaluemos este eslogan que ha establecido un objetivo mínimo imprescindible para los jóvenes.

La mayor parte de la dieta debe consistir en productos “caseros” frescos o simplemente procesados. Una parte importante de la comida también debe consistir en plantas.
Los productos ultraprocesados ​​están muy cargados de aditivos y conservantes. En consecuencia, tienen un impacto desestabilizador sobre la flora intestinal imprescindible para la correcta asimilación de los alimentos, además de su frecuente desequilibrio nutricional.
Los azúcares ocultos también son otro peligro de los alimentos infantiles. Los cereales esconden verdaderos falsos amigos bajo la terminología natural. La mayoría tiene un contenido demasiado alto de azúcares añadidos.

Leer las etiquetas puede ayudarte a elegir el producto más adecuado. El NutriScore es un punto de referencia imperfecto, pero útil.

3. Tómate el tiempo para comer sentado:

La digestión es un proceso complejo basado en un equilibrio entre la digestión gástrica y la digestión intestinal. En el estómago, la comida se reduce a una papilla antes de ingresar al intestino, donde será realmente absorbida por el cuerpo.

Los snacks son una práctica que trastoca por completo este mecanismo. En efecto, el estómago nunca está completamente lleno ni completamente vacío y esto tiene dos consecuencias muy negativas:

  • La sensación de saciedad ligada al llenado del estómago ya no existe: el deseo del niño de comer se vuelve casi permanente, lo que es el peor comportamiento.
  • Los alimentos llegan al intestino mal “predigeridos”, lo que altera el tránsito y la adecuada absorción de los micronutrientes.

Michel Cymes , que aprovecha su gran reputación para fomentar una mejor higiene alimentaria, lo confirma: comer de pie y sobre la marcha perturba la digestión y reduce la sensación de saciedad.
Por tanto, hay que enseñar al niño a comer, a sentarse y a masticar bien los alimentos. La alimentación con comidas estructuradas es el mejor método.

4. Evita el consumo de azúcares rápidos:

Las golosinas deben conservar su carácter excepcional. Su consumo es ciertamente placentero, pero a costa de un aporte nutricional pobre o nocivo.

Es por esto que consideramos que las tan populares Gomitas no ayudan a los niños en su educación alimentaria. Esto le hace imaginar que los dulces pueden ser buenos para su salud.

¿Qué debo hacer si mi hijo se niega a comer?

“Mi hijo sólo quiere comer postre o tartas”

En determinadas situaciones cotidianas, aplicar los principios anteriores parece muy complicado.
Entonces podríamos sentirnos tentados a ceder a sus exigencias abandonando productos saludables por miedo a imaginarlo desnutrido o para evitar situaciones conflictivas.

En realidad, este comportamiento que provoca la reticencia del niño a comer nuevos alimentos también se denomina “neofobia alimentaria”. Afecta al menos a 3 de cada 5 niños de entre 2 y 7 años y se puede solucionar con paciencia, fuerza de voluntad y algunos consejos.

A continuación se ofrecen algunos consejos que le ayudarán a gestionar mejor esta situación:

  1. No los obligues a comer todo de inmediato: la educación alimentaria es un proceso progresivo. Dale pequeñas porciones para darle tiempo a descubrir estos nuevos sabores y acostumbrarse a ellos. Obviamente, preferirás los alimentos "buenos" que él prefiere para darle confianza en tus elecciones.
  2. No cedas a la tentación: ¡ Es importante no sustituir una comida equilibrada por alimentos ultraprocesados ​​como tartas o patatas fritas para saciar el hambre insatisfecha! Si tu hijo solo quiere postres, ofrécele frutas o productos lácteos. Su apetito volverá en la próxima comida. Es mejor aceptar un pequeño desequilibrio nutricional, muy ocasional y sin consecuencias, que aceptar conductas que luego serán muy perjudiciales.
  3. Predicar con el ejemplo: los niños aprecian los modelos a seguir y estarán dispuestos a imitar a los adultos que los rodean. A menudo se descuida la importancia de comer con adultos responsables (padres, niñera, etc.).
  4. Haz que la comida sea divertida: varía las presentaciones e involucra a tus hijos en la preparación de las comidas, esto hará que sean más fáciles de aceptar.

En todos los casos, te recomendamos que comentes con tu pediatra las cuestiones dietéticas relacionadas con tu hijo.

Qué recordar para la buena educación nutricional del niño

El crecimiento es un período determinante y la nutrición juega un papel principal: debe permitir el correcto desarrollo del organismo del niño y su equilibrio.

Una buena educación alimentaria incluye necesariamente la adopción de buenos reflejos que su hijo también aplicará en su vida futura y que le permitirán resistir múltiples tentaciones.

Durante este período, es fundamental el papel de los adultos y de los padres en la organización de la dieta del niño, quienes no deben decidir solos cómo comen.

Puedes contar con la ayuda de un profesional de la dietética para diseñar un programa nutricional adaptado a tu hijo y a sus limitaciones.
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